Las frutas deshidratadas tienen un gran valor nutricional. Durante la deshidratación de la fruta fresca su contenido de agua se reduce, permitiendo que exista una concentración de nutrientes y además una higienización, ya que al no haber agua no hay crecimiento de hongos, levaduras o bacterias. Esto último protege a la fruta de una descomposición.
Las frutas deshidratadas contienen altas características de antioxidantes, protegiendo del envejecimiento prematuro a las células. Gran contenido de hierro, por lo que su consumo debe ser indicado en casos de anemias.
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